¡Aprende la lengua de Amaterasu!

¡¡¡Un millón de millones de bienvenidas!!!

¡¡¡Un millón de millones de bienvenidas!!!
He aquí tu refugio de letras, el recoveco del que nunca serás echad@. Ven conmigo al bosque y encuentra la belleza de la Diosa, juega con los faunos y canta con las sirenas. Aquí tu palabra es oro derramado, pronúnciala y escucharemos entre las hojas. Ven y sabe que no estás sól@.

lunes, 7 de septiembre de 2009


¡Diosa y Diosa otra vez! El sábado la he pasado con un trío de hermosas princesas. Una de Egipto, otra de Irlanda, la tercera inglesa. Comimos donitas, vimos fotos y escuché historias que dieron pie a otras historias. Hace mucho, mucho, mucho que no la pasaba tan bien. ¡Adoro a las niñas pequeñas! Aunque Sophia ya no lo sea tanto. Me hacen recordar a mis queridas Isa y Nati, pero no no comparo, no, nunca lo haría. ¿Encerrarlas en una palabra? Sí: ¡musas!
Escucho una vieja canción llamada "Nothing compares to you" y es perfecta para la ocasión. ¡Ah, mis primores, mis flores sobre el agua! Despiertan al Ciervo dormido con caricias de viento y roble.
Preparo en secreto un escenario donde, a su tiempo, podrán jugar felices, y conocer a otras como ustedes, y otros mundos y secretos que sólo se guardan para los iluminados por el brillo de la Luna.
Sigan creciendo como hasta ahora, hermosas y frescas, siempre bellas, que yo estoy para ustedes, su Ciervo, su nube y su escudo.
A propósito, querida Miel, si lees ésto, sabe que el lunar que tanto te apenas es una gota y una marca puesta allí por la Diosa Blanca, que en todos lados está y te ve con cariño y te cuida. Mírate a solas en el espejo y descubre la belleza que no has mirado. Todos la ven menos tú, y me alegra saber que cuando la veas seguirás siendo humilde y eso te volverá aún más hermosa.
Querida Sophie, siguiendo contigo, sólo tocando mi corazón podrías saber la tempestad que desatas en mi, la tempestad creadora de universos que creía apagados hace siglos. Bubastis y el Cairo nos llaman en mis sueños y ten por seguro que ya nacieron los dromedarios que serán nuestras barcas del desierto.
Y Renata, ángel y lirio de mi estanque, el sábado vi tus alas y eran de cisne y pétalos de rosa y no pude dormir pensando en tu sonrisa.
A veces me da miedo pensar que crecerán, pero también me emociona mucho porque estaré cerca de ustedes, lo sé y quererlo es destino. Ustedes me hacen pensar en Degas.
¡Gracias, gracias por todo mis bailarinas!